jueves, 25 de junio de 2015

Aeropuertos.

Corre. Respira. Espera.
La espera
 y las horas de después
    que siempre pesan
       más que cualquier ayer.

-Traficaría con tus besos-
                                       Le suelto al aire.

Corre. Respira. Besa.
Me besa la vida,
 con el reflejo de su chaqueta negra,
   me resbalan las lágrima
     me escuecen los peros
       me
         mi
           mé
              contigo
                 y

                                      sin ti.

martes, 12 de mayo de 2015

20.000 llamadas del naufrago perdido.

Que efusiva mi llamada de auxilio,
desesperada incluso,
pero siempre suena el contestador
diciéndome que ya sé lo que tengo que hacer.

La verdad es que no tengo ni idea
de como reaccionar,
mi grito no tendría sentido
si supiese navegar en esta balsa.

Estoy a la deriva
mientras se me agota la batería,
las ganas, las fuerzas
y se desintegran los remos.

¿Dónde queda la esperanza
cuando el fracaso se instala
en la habitación de invitados
de mi naufragio ficticio? 



miércoles, 6 de mayo de 2015

Sin sentido

Dadme más neuronas espejo
que necesito poner
el piloto automático
para poder
pensar
pensar
pensar
      ensar
            sar
                 r

Deshacerme así, en palabras sin sentido
que te buscan sabiendo
que no estás.
Transportarme al salón
de la que fue mi casa,
con un sofá de desguace
y posters en todas las paredes,
estando tú a unos metros
   de mí
       de mis manos
mientras tu risa
me atraviesa el pecho
y  las horas se cuelgan
de los planes que decimos
y nunca
llegan a puerto más que aquel
que tiene por olas
las sábanas de un lecho
desaliñado
caliente
esperanzador.

Y me da el sol en la cara.
Este coche está tan defectuoso que no puedo perder
el sentido más de unos minutos.
Y vuelvo aquí
a las dunas y los olivos,
al mar que te impide
salir más de veinte minutos antes de tu casa
para llegar a la mía.


Dadme más neuronas espejo
que necesito
ser yo por un tiempo limitado
mientras mi cuerpo pudiente está aquí
y mi alma
se pierde por las calles,
imaginarias,
solo para robarte
un beso.

domingo, 26 de abril de 2015

Supervivencia.

Se sientan en el tren una mujer
y su madre.
Las observo un segundo
y miro mis zapatillas como si las hubiese estrenado.

-No podemos ducharnos. Ya la han cortado- replica la madre
+En Etiopía llevan años sin agua.

Mira a la ventana.

A la mujer se le caen las lágrima.
La mujer llora
pero no mama
la mujer no come
pero sus hijos cantan
la mujer se prostituye
y sus manos sangran.

-¿Cuántos clientes hiciste ayer? 

Silencio

-Andrea necesita gafas nuevas y Raul tiene el chandal roto.

Silencio

La mujer suspira.
La mujer es llama.
La mujer llora
pero no mama.


sábado, 25 de abril de 2015

Humanos.

Los culos de la 38 hacen lo mismo que los de la 32.
Se contonean. 
Punto.
Los hay grandes, pequeños, finos, firmes, fofos, respingones...

Todos tenemos músculos, órganos, piel y huesos. 
Los copos de nieve parecen todos idénticos pero la realidad es bien distinta, no hay ninguno igual. Los humanos somos diferentes pero estamos formados por las mismas cosas.

Esta es la verdad.

Tallas. Ropa. Pintura. 
Perfección. 
Presión. Represión. Depresión. 


No sucumbas. No caigas.




miércoles, 15 de abril de 2015

Hibernación.

Mi hemisferio derecho es el cenicero que nunca vacío,
el desguace al que siempre regreso siete veces al mes.
Toda la mierda y la desesperanza deben encontrar un sitio
en el que convivir en paz.
¿Qué hacer cuando el recuerdo acosa al llegar y mis manos se vuelven hielo?
Irse.

Vete.


Puede- o no- que el olor a analgésicos que aun tiene mi cuerpo,
te perfore tan fuerte que ya no quieras regresar jamás.
Puede que el blanco te toque mientras me quedo parada mirando por una ventana,
que no está, de barrotes negros.


Mi hemisferio izquierdo todavía te guarda.



Iría siendo hora de modificar tu norte.

jueves, 26 de febrero de 2015

PECES DE BALLET O SASHIMI DE MI NOMBRE PARTE I

Tenía varias partes desencajadas
que solo se aguantaban a su cuerpo
por la cola de los chinos
que hace años utilicé en su piel blanca.

Tenía las mejillas rojo amanecer,

la mirada gris perdida,
las uñas pintadas de verde militar
y las piernas delgadas.

El pelo de colores le caía como una cascada

en sus hombros huesudos
mientras un vestido de tela fina

dejaba poco a la imaginación del espectador.

Y sonreía.
No siempre, pero sonreía.

Algunos días jugaba con ella.
Cuando se rompieron sus cuerdas,

la primera vez,
le puse hilo de pescar.

Un títere sin cuerdas no tiene gracia.

Yo quería jugar conmigo misma
a crear sombras con mi silueta
de muñeca malgastada.


La pequeña me miraba con ese gris lluvia
cuando yo la maltrataba,

cuando la dejaba balanceándose
y apagaba todas las luces.

Mis dedos tétricos están cansados,

llenos de sangrantes cicatrices de peces
que saltan entre ellos
para que no los pesque.

Como duele verme tan pequeña,

como me tira, la presión del público,
al suicidio neuronal

de mis razonamientos incoherentes.

Un ruido del demonio me llega de lejos,
se ha levantado, aunque sus piernas tiemblan
y me apunta con su mano rota,
acusadora,
en el momento en el que se desprende un hilo
que me abre en canal el pecho.



lunes, 16 de febrero de 2015

Contacto humano telefónico.

¡Qué locura boliática tan inesperada tuviste esta noche!
Tienes casi todos tus bolis sin tinta y yo te imagino sacando uno tras otro, con una risilla nerviosa, intentando seguir coherentemente las líneas que ya casi han perdido todo el sentido.

Se mezclan tus palabras con las mías terminando frases y leyéndonos la mente a kilómetros del suelo mientras me pregunto con qué cosas nuevas vas a sorprenderme cuando despierte el día y te pinte el sol en el pelo reflejos de océanos profundos.
Juego a imaginar como será tener tu mirada posada en la mía, qué curiosidad más inmensa e incontrolable tengo metida en el cuerpo por saber que esconden todos los planetas de tu galaxia particular.

Seguro que mientras escuchas música mueves los pies y cuando tu cuerpo se rinde al éxtasis de compases a contratiempo todo se convierte en un vaivén de prosa y léxico en esa desconocida mente privilegiada.

La tinta de tu piel refleja todo lo callado de unas vidas lejanas, de paseos solitarios por el amazonas cargados de Sol mayor con un machete sin afilar.

No podría crearte lo más bello de la tierra, dificultades tengo para poner mis pies en ella, pero si podría hacerte viajar por el tiempo tan solo para que mi pasado se junte con el tuyo y entre risas, llantos y escalofríos biónicos de tus pilares y los míos podamos entrelazar un sendero de palabras y líneas gastadas.

Acompáñame, siempre que quieras, en las noches largas y los domingos astrománticos de cafés cargados, poemas quemados y pasiones prohibidas.


Yo, por si acaso, voy construyendo mi nave por si me llega al buzón una carta con permiso de navegación, sin gps, por todas las nebulosas de tu mirada.

domingo, 8 de febrero de 2015

ANALOGÍA O DESGLOSE SINTÉTICO DE UNAS MANOS GLACIALES

Que entenderías, con una mirada, todo lo que no soy capaz de decir.
Y buscaría, yo, tu mano, desesperada, entre la multitud
solo para sentir que no te has ido.
Que mi mano, helada,
al sentir la tuya, de fuego,
envía a todo mi cuerpo el estímulo del recuerdo.

Las noches sin dormir por el magnetismo de nuestros cuerpos,
no sé donde se han quedado.
Guardo, para no perderlas, todas las caricias que ya no me das
en una cajita que siempre quiere salir de casa
pero acaba en el fondo del cajón.

Que sabrías, en un tierno abrazo, la falta que me hacen
tus palabras, no siempre secas.
Repetiría todas mis palabras cien veces
solo para alcanzarte
y recorrería, de nuevo, las heladas calles
para un último latido darte en un beso. Solo para ti.

Yo no sabía que tu caja
-con todas esas burlas,
calladas promesas,
estrellas de viento en la gélida noche,
etílico primer baile de lenguas,
grisáceo amor hipnótico,
confesiones de lágrimas entre barriles y cigarros rotos,
y la locura,
la métrica exacta de todo lo que no habíamos sido-
era la que más pesaba.
 

Puedo, solo, apoyar mi carcajada
que tiene, tras de sí, esa altanería callada.
Que pavoroso se volvía todo cada vez que te tenía a mi lado,
como cuando camino sola las calles desiertas,
que se me acelera el pulso y
el aire me falta.
Me recuerda a cuando se queda sin vida un globo amarillo.

No dejo de pensar en lo tonta que fui al salir corriendo.
Sin ti, dejándote en la puerta.
Mi alma llora las claves secretas que me faltaban descubrir,
de tu cuerpo.

Fuego. Ardiente deseo.
Como me quema el desconcierto que me provocas
incluso cuando no estás.
Como duele la falsa idealización de un sueño,
un precioso sueño que fue contado,
tal cuento,
en la oscura barra de un bar.
Que te querría, más que a la espuma de mar y
quizá, tú, llegarías a querer viajar por sinuosas carreteras
solo escuchándome cantar.
Y yo no me iría
Y tú vendrías a por mí
Y mi cintura en tus manos cada vez que aclare los platos de la cena.
Agua. Hielo.
¡Maldita sea!
Como me desgarran las mejillas
estas lágrimas inesperadas.

Que bonito es soñar, mientras mi cuerpo danza con esa música
   y mis ojos solo te miran a ti,
     pensando estas líneas
       que no te dicen que te quiero
           pero son la radiografía perfecta para que sepas
               que siempre quise dormir entre tus brazos.

Aunque arañe el aire
o mis susurros solo sean para ti hojas de invierno,
secas y desgastadas,
prometo seguirte soñando.
Al menos, podré besarte otra vez,
en todos los lugares que desee,
sin miedo.
A ti 
A mi
Y a la locura momentánea que me recorre el cuerpo

ver tanta página en blanco y yo sin bolis con tinta. 

jueves, 29 de enero de 2015

Valquirias ajenas.

La chica de los ojos de sol
y la piel nívea
se paseaba desnuda
arrastrando los pies como si quemase el suelo.

Se acariciaba el cuerpo,
lento,
me miraba el pelo,
ensimismada,
y bailaba para mí,
diciéndome en el silencioso mental habitáculo
todo lo que no podía
quererme.

La chica de los ojos de sol
tenía un amor,
intrincado,
etílico,
inmaculado,
con el que soñaba
todas las noches antes de despedirse con una lisonja.
De mí.

Y joder,
como me gustaba cada caricia.
fraudulenta,
ponzoñosa, que la chica,
albugínea valquiria de otro aguerrido del arte,
me entregaba en dosis.
Pequeñas.
Muy pequeñas.
Diminutas.

La chica de los ojos de sol
se reía
y hacía malabarismos
con mis penitenciarios pedazos.
 
¡Qué martirio era verla marchar!
¡Qué tortura darle mis muecas,
mi alma,
mis heridas,
la esquina derecha de mi mente,
cada vez que ardía su mirada
en mi pupila!

La chica de los ojos tristes
hacía que me desangrara
a borbotones.
Torrencial aguacero, llevaba soportando en la sombra,
cada vez que me mirabas
y te miraba
y me suplicabas
y me ojerizo-todavía-
por ser tú la primera luz
de mis amaneceres solitarios.

Viviría por ti,
que me querías,
-o eso creo-,
que detestabas cada caricia de mis manos
por paralizarte las agujas
y soplarte los miedos.
Escribiría para ti,
que me odiabas,
-contra tu voluntad-,
por todo lo que sabías sin saber
y lo caótico de tus sentimientos.

La chica de los ojos de sol
y piel nívea
me abandonó para sentarse en un bar,
oscuro,
y mover, bajo la mesa,
al compás los pies
mientras se perdía desnuda, en su cabeza,
en sitios que no existen para que nadie la vea,
mientras me quedé 
con mis lágrimas,
mis letras empapadas,
su lejano olor a manzana
y un amor que
me desbordaba las heridas.

Viéndola partir

Se fue.
Un día me quiso, o eso quiero creer.

Todavía la veo,
con su pálida piel,
danzar para mí sin nada más que decir.

Ella me quiso.
Pero no soportaba querer,
un alma tan loca como la suya.

La chica de los ojos de sol
me devolvió la vida
cuando la guillotina jugaba a las cosquillas.

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Sin haberte tenido…

Joder, como te echo de menos. 

miércoles, 28 de enero de 2015

Falsa carta de amor.

Me veo releyendo relatos, uno tras otro, y vaciando cajetillas de tabaco
solo para impresionarte.
Se me olvida que ya bajaste (o subiste) las escaleras,

mientras dejo la mesa llena de cervezas vacías y restos desgarrados de mi piel
No soy ningún artista,
ni Joaquín, para que me sobren los motivos.
Debería hacerlo para mí y no para ti, mirada triste.
Que puta está la vida, querida.
Se me pelan las heridas de tanto alcohol. Les puse demasiado anoche.
Por ti, que me robas la escalera cuando llegas arriba
y me quedo yo,
esperando a que tires un salvavidas o una cuerda de palmeras.
Como un perro.
Por ti, que puta está la vida.
Como me gustaría poder escribirte un poema, de esos bonitos,
de los que se te saltan las lagrimillas y se te pone la piel como cuando pasas por el pasillo de congelados del supermercado.
Me gustaría tanto…
Pero como no puedo, ni leer mi inspira, ni fumar me saca el ansia de la vida, solo puedo contarte
que bajo este horrible manto estrellado de ciudad,
se me moja el culo porque me he sentado en la hierba
de la colina más fea que había cerca de casa.
Y como mis lágrimas, por ti, de ayer,
nadie las secó,
he terminado mojándome con ellas.
Por ti, qué no sabes ni quien eres, me veo.
Me vuelvo a ver sintiendo
choques eléctricos incontrolables.
Y buscando palabras,
las malditas palabras que no tengo para que sepas que no me importaría,
de nuevo,
mojarme el culo bajo estrellas de mierda,
si puedo, junto a ti, pasar una última noche en vela.

lunes, 26 de enero de 2015

La falta de compañía a las 5.

¿A qué esperas?

Lo puedo ver, tras la enmarañada bambolina de tu pelo, en esos ojos centelleantes que tienes estos días.

Ante el incierto acuso de todo lo que supuestamente un día deseaste se encuentra oculto algo más grande que todo esto. Más grande que tú y que yo, que toda esta enorme mentira a la que algunos llaman vida.

No te escondas más, amor, en los quizás que te atormentan.
Lánzate.

Ven aquí,  todavía no me he ido.

¿Acaso no me ves?

Puedo intuirte.  Es algo inevitable. No sueltes, con descaro, toda esa diarrea verbal de mentiras mirándome como si no supiese contar hasta tres, como si ya hubiese olvidado el tacto que tiene tu piel.

Yo no te pediría más que unos cafés a la semana y tu silenciosa compañía a las cinco de la mañana.

Ven aquí.
Te prometo que todo ese amor que yo podría haber tenido por ti se quedó detrás de las cortinas y en el polvo de los libros que ya nunca tocas. Ah, también está en un tarro de arena egipcia donde guardo el pedazo de mi corazón que sin querer me arrancaste de un mordisco una noche loca.

Jamás te tocará porque nunca lo supiste.

Los rodeos para después de los cigarros.

Aquí te espero.